sábado, 26 de septiembre de 2009

Isabel Sarli, la mujer que hizo temblar las hojas y algo más

Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar
La vida de Isabel Sarli no fue color de rosas. Para llegar al lugar que hoy ocupa transitó por caminos pedregosos y derramó mares de lágrimas. Siendo niña sufrió el abandono de su padre y la temprana muerte de su único hermano. Cuando tenía 3 años, junto con su mamá, dejó su Concordia natal (Entre Ríos) para radicarse en Buenos Aires.
Hilda Isabel Gorrindo Sarli era secretaria y modelo publicitaria. Su vida cambiaría radicalmente en 1955 cuando fue escogida Miss Argentina (fue la segunda en el país) y concursó para Miss Universo en un certamen realizado en California. Quedó entre las 15 finalistas.
Su historia comenzaba a dar un vuelco. Su cuerpo agraciado sería entonces el mejor pasaporte para alcanzar ese cambio. Esa figura esbelta y voluptuosa fue la que, a primera vista, atrajo al director cinematográfico Armando Bo. Este actor y productor descubrió en esta mujer a la musa para sus películas.
Llegó 1956, el año del despegue de Sarli. Con quien, a la postre, sería el amor de su vida, rodó El trueno entre las hojas donde, por primera vez en la historia del cine argentino, se mostró un desnudo frontal. Fue el nacimiento del mayor ícono sexual de los argentinos.
Esta película marcó a fuego la vida de “Coca”, como todos la conocen. Era la consagración buscada de una mujer hermosa y la consolidación del cine erótico en la Argentina, un género que Armando Bo desarrolló como ningún otro y que posicionó a la producción nacional en el competitivo mercado de Hollywood.
Se proyectaba entonces a la Sarli que el periodista Néstor Romano bautizaría como La Higiénica (siempre aparecía bañándose en ríos o bajo la ducha), como también La pornógrafa (calificativo aplicado por el entonces ente de cinematografía argentino) y también La premiada (hasta el día de hoy no para de recibir galardones).
Por sus personajes hechos a su imagen y semejanza: mujeres de belleza natural tan sensuales como ingenuas fue censurada.
Tranquilidad
Hoy, a los 74 años, Isabel vive tranquila en su casa de Martínez (Buenos Aires). Está con sus hijos adoptivos Isabel y Martín. Además, vive rodeada de perros y gatos que recogió de la calle y cuidó. Disfruta de las pequeñas cosas de la vida y del afecto sincero de la gente.
Quien fuera el sueño sexual de millones de argentinos habló con PURA VIDA de ese pasado tormentoso, de su presente venturoso y de un futuro prominente. Conozca a esta mujer inspiradora que, después de vencer a la propia muerte (fue operada de la cabeza por el Dr. Raúl Matera) siempre regresa al amor de su vida: el cine.
Imagino que debe disfrutar al recibir el cariño del público...
Estoy muy feliz. Todo eso ayuda a vivir, a proseguir el camino. Incluso la nueva generación, que me dice Coca Sarli, ya no me dice Isabel. Me conocen a través de sus padres, porque Isabelita me cuenta. Todo eso es lindo, te ayuda a seguir en este mundo. Mi carrera me dio reconocimiento de la gente y también bienestar. Ayudé a mi madre a vivir mejor. Usted se alejó del cine en 1981 ¿Lo
Uste hizo por cansancio o por falta de motivación?
Fue por la muerte de Armando Bo, de quien en octubre se recordarán los veintiocho años de su fallecimiento. Después que murió él no quería saber nada, sólo me quería morir.
¿Y cómo logró sobrellevar esta situación?
Tenía a Martín y a Isabelita, quien había nacido cuatro días antes de que Armando me dijera adiós. La nena me ayudó a salir adelante. Salí junto a mis hijos y a mis bichos, hasta que después caí en 1992 con un tumor en la cabeza. Me operaron y Dios me dio la segunda oportunidad de vivir. A partir de entonces, mi vida cambió y me ofrecieron volver al cine.
¿Qué encontró en La dama regresa para volver al cine en 1995?
Fue una idea fantasiosa de Polaquito pero que nada tiene que ver con mi vida. El tema se centró en una mujer que, luego de muchos años de ausencia de su lugar de origen, y convertida en una dama adinerada, decide salvar al intendente del pueblo, antiguo amante suyo.
A propósito de Polaco. Me da la sensación de que él la venera a usted…
En la película Arroz con leche, la segunda en que me dirigió, me puso como santa. Aún no pude verla porque, cuando él la comenzó a exhibir, yo estaba en San Luis filmando Mis días con Gloria.
¿Cómo fue la experiencia de filmar Mis días con Gloria, un policial donde usted hace de una diva del cine que vuelve a su pueblo a recuperar lo suyo?
Fue una hermosa película. Me llevé muy bien con Juan José Jusid, su director. Creo que tendrá una muy buena repercusión en el público. Trabajé con Nicolás Repetto, quien interpreta a un policía corrupto, y con Luis Luque, quien se pone en la piel de un asesino a sueldo. Mi papel es Gloria, una mujer que viene de Europa, enferma, a arreglar cosas antes de irse de este mundo. Además, en esta película debuta en cine mi hija Isabelita, quien hace de la novia de Luque.
¿Usted alentó a Isabelita para que participara en cine?
Sí, porque a ella le habían ofrecido muchas cosas y nunca quería. Pero, acá aceptó y está muy contenta. Yo no vi nada de lo que ella filmó porque se resistía a que yo estuviera presente en el set cuando estaba filmando.
¿Mis días con Gloria puede significar para Isabelita lo que representó para usted El trueno entre las hojas?
Dios te oiga. Ojala que vaya todo bien.
En su tiempo, la voluptuosidad de las mujeres era destacada por ser natural…
Hoy en día habría que darles un premio a los cirujanos plásticos. Antes, si no tenías perdías. Qué se va a hacer, tiempos modernos.

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