viernes, 9 de octubre de 2009

Gaturro, el terror del poder

Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar

Amado por los niños y temido por los poderosos, Gaturro es “el inconsciente colectivo de la sociedad actual”, según lo definió Cristian Dzwonik (Nik), creador de este personaje que no perdona a nadie con sus filosas reflexiones. Ahora, con sus punzantes consideraciones sobre la realidad cotidiana de los argentinos y el comportamiento de la clase política y dirigencial de nuestro país llegará al teatro y también al cine de animación en 3D.

Gaturro no es un gato cualquiera. Incisivo con sus reflexiones, molesta a quienes ostentan el poder en la Argentina. Sus observaciones sobre la vida cotidiana y política de los argentinos le valieron a su creador, Cristian Dzwonik, popularmente conocido como Nik a través de sus tiras diarias y La foto que habla en el diario La Nación.
PURA VIDA entrevistó en exclusiva a quien dio vida a un personaje que se inscribe en la historia del humor político, tal como Landrú, Mafalda o Garaycochea. Gaturro ha cobrado una dimensión inesperada hasta por su propio autor. El 3 de octubre, en Buenos Aires, tendrá una versión teatral. En tanto, en el 2010, llegará al cine en 3D.
¿Cómo nace Gaturro?
Dibujo desde chico y siempre fui muy mascotero, fanático de los animales, de los gatos y de los perros…pero siempre más cerca de los gatos porque los ví más parecidos a mi forma de ser: son tímidos, extrovertidos y observadores. Además, yo siempre incluía en los chistes de actualidad a varios animalitos hasta que un día apareció un gatito que, con el tiempo, los lectores lo fueron pidiendo hasta quedarse y convertirse en Gaturro.
¿Gaturro es tu otro yo o el otro yo de los argentinos?
No, de los argentinos no. No me animaría a decir eso porque sería muy pretencioso. Por ahora es mi otro yo, como mi alter ego. Aunque suene demasiado grandilocuente, a veces digo que es una especie de inconsciente colectivo. Lo que uno intenta es tratar de reflejar lo que ve y lo que interpreta. No es que yo tenga la antena parabólica de lo que ven todos los argentinos sino apenas lo que puedo ver yo.
Cuando Gaturro se comunica con los humanos, piensa. Cuando lo hace con los animales, habla. ¿Estas diferenciaciones lo humanizan o es una crítica a la falta de un pensamiento examinador de las personas?
Siempre me gustó humanizar a las mascotas porque cada vez que tenía una en casa la veía como parte de mi familia, como si estuvieran pensando y hablando. De todos modos, nunca me gustó romper los códigos reales. Que una mascota hable con su dueño ya rompería un código cotidiano. Esa es la razón, no romper los códigos y mantener, dentro de una historieta, la verosimilitud del mundo de los animales y de los humanos.
¿A qué atribuyes el fenómeno editorial de tu personaje y sus entrañables amigos?
Es por una conjunción de cosas. Gaturro fue conocido por los adultos en las tiras de actualidad. Posteriormente, se fueron incorporando los más jóvenes, adolescentes y los niños. Son los chicos quienes, coleccionistas por naturaleza, generaron el fenómeno de Gaturro. Es un personaje con el que los chicos se sienten identificados. Mientras que a los niños los divierte a los adultos los hace pensar.
Si bien es amado por los pequeños, ¿por qué es temido por los poderosos?
No sé si específicamente Gaturro, pero sí el humor político. Es que el humor de actualidad es como una especie de avispa que siempre está molestando y picando al poder. En ese sentido, no es de ahora sino de todas las épocas. El humor político es temido por quienes ejercen el poder por el poder de la comunicación y por la síntesis que tiene el humor en sí. En esta época, el gobierno de turno se siente como atacado, paranoico por los medios como si ellos fueran los responsables de la realidad.
¿Cómo logras llegar a tiempo con tus reflexiones gráficas cuando se viven tiempos políticos que cambian vertiginosamente?
Después de tantos años, lo que uno adquiere es una especie de termómetro, de sentir que es lo que está sucediendo y tratar de reflejar no la noticia más importante sino esas segundas noticias que son los comentarios o las sensaciones que tiene el ciudadano común al leer el conjunto de cosas de lo que está pasando. Lo que trato de lograr que se formule comicidad. No hay que olvidar que el humor tiene que ser gracioso, porque sino perdemos el primer condimento; tiene que ser comprometido, porque tiene que reflejar efectivamente lo que está sucediendo y al mismo tiempo tiene que detectar ese inconsciente colectivo, que es lo que está pensando el promedio de los ciudadanos.
¿Gaturro está para el diván o él, con sus filosas reflexiones, manda al diván a más de uno?
No sé si está para el diván porque como buen gato lo arañaría a todos. Es muy probable que algún político se haya sentido señalado o atacado. La idea es no mandar al diván a nadie sino hacer humor, con un grado de compromiso, de conciencia, de síntesis y de enfocar no la actualidad coyuntural sino de la actualidad de lo que acontece en el mundo, las tendencias, lo que nos pasa como sociedad, las transformaciones, los medios, la tecnología, el amor y todos los temas que atañen a la vida cotidiana.
¿Cuál fue tu experiencia como guionista de Gran Cuñado VIP?
Muy buena. Televisivamente hablando, Gran Cuñado VIP fue una de las experiencias más comentadas. Fue muy popular. Lo que sucedió en el programa hasta un poco se repitió en la vida real con el triunfo de Francisco De Narváez.
¿El humor político modifica los comportamientos de quienes son observados bajo su lupa?
No me siento capacitado para decir que soy una especie de ente que está controlando y tratando de cambiar las cosas. Trato de hacer humor con conciencia y compromiso. Si eso sirve, ya no en el poderoso porque a lo mejor el poderoso ya está con muchos vicios encima y actúa como actúa, sino en el ciudadano promedio de ir creando una especie de conciencia colectiva para que vayan mejorando las cosas y, a lo mejor, en adelante, elegir de otra manera a los futuros candidatos.
Así como Gaturro es una avispa que “siempre está picando al poder”, ¿desde el poder te “arañaron” alguna vez por las cosas que expresas vía tu alter ego?
El poder siempre tiene como esa doble arma, de llamar e intimidar. En tantos años he tenido episodios. Soy un defensor de la libertad de expresión. Con matices, más allá de cosas puntuales que suceden, afortunadamente, vivimos en un país con mucha libertad de expresión. Por eso es importante defender esos derechos adquiridos. No hay que dejarse intimidar o avasallar por el poderoso de turno, que siempre va a intentar hacerlo.

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