Por Emilio Marcelo Jozami - mjozami@elliberal.com.ar
El Teatro Negro de Praga es un show que transmite emociones puras. Permite, a los mayores, especialmente, recuperar esa infancia de juegos creativos, alejados del actual alienante mundo de los vídeos juegos, y donde la imaginación no tenía límites. Las imágenes disparadas en este espectáculo, que se presentó anteanoche en el teatro 25 de Mayo, remiten a esas épocas donde los titiriteros, con sus muñecos, recreaban mundos impensados y lograban captar la atención de todos por igual. Aunque con elementos más sofisticados, la compañía de Jiri Snerc, potencia ese universo, siempre respetando el ABC del género. La magia surge en la oscuridad, la fantasía se apodera del espacio y la gente aplaude la eficacia de los trucos. El juego de luces y sombras permite a los actores checos expresar, corporalmente y en estado silente, las metáforas escénicas y mímicas en cada uno de los capítulos, acompañados por una música acorde. Todo hecho con enorme dosis de humor y respeto. La puesta en escena es ágil. Los histriones se ajustan a la técnica que distingue al teatro negro. Se utilizan cortinas negras, un escenario de color oscuro, linternas negras y trajes fosforescentes. Las danzas y las acrobacias tienen importancia en el teatro negro.
viernes, 28 de agosto de 2009
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