viernes, 22 de mayo de 2009

Iñaki Urlezaga, un bailarín exquisito

Por Emilio Marcelo Jozami / mjozami@elliberal.com.ar

El bailarín Iñaki Urlezaga llegó a Santiago para presentar, en el teatro 25 de Mayo, su aclamado espectáculo Carmina Burana. El joven coreógrafo vendrá junto al Ballet Concierto para poner en escena esta obra emblemática del músico alemán Carl Off.

La producción coreográfica estará a cargo de Jean Pierre Aviotte (ex estrella del Ballet de Marsella de Roland Petit y actual director de Laterna Majita de Republica Checa).

La obra, de una hora de duración, se basa en la interpretación conocida de la supremacía de la diosa Fortuna y su rueda que alcanza a los pobres, ricos, infieles, inocentes, lujuriosos y puros. PURA VIDA entrevistó en exclusiva a Urlezaga.

¿Por qué eligió Carmina Burana para bailar en todo el país?

Es una obra que desde hace mucho tiempo tenía ganas de hacer. Es porque tiene un gran lenguaje contemporáneo y a mí me daba la posibilidad de trabajar con un coreógrafo que me permitiera extraer cosas mías. Es un descubrir, es una nueva aceptación y es una creación que tiene algo de movilizador.

¿Haber incluido pasos de breakdance a este clásico hace a ese descubrimiento?

Es un bailarín de breakdance que hace eso y nada más. Entonces, por ahí es más para el espectador que para el bailarín. No pertenece a nuestra compañía. Hace un trabajo muy logrado que se conjuga perfectamente con el todo de la puesta en escena.

¿Se respeta la estructura narrativa original (cantos en latín) o hubo adaptaciones?

Cuando es cantada por el coro es tal cual la puesta original. Como la obra es contemporánea, jugamos más con metáforas, situaciones y momentos de la realidad.

¿Qué cuadros coreográficos primaron para resignificar el amor, el erotismo, el destino y la fortuna a la que refiere Carmina Burana?

Desde luego, pero no de una manera muy explícita. El espectador lo tiene que ir encontrando a medida que van sucediéndose los cuadros musicales y apareciendo diferentes melodías que tienen que ver mucho con lo que me estás hablando.

¿El ballet es un arte que trasciende fronteras a se circunscribe a una elite?

Todo evoluciona y el ballet también. Todo tiene que ver con la vida en sí mismo y este arte está cada vez más instalado también en el común de la gente. Se vive más para afuera que para adentro y todo el mundo está en todos lados todo el tiempo.

¿El espectáculo que has presentado con Paula Robles el Luna Park hace a esa expansión del ballet más allá de las condiciones sociales?

El Luna Park te permite una expansión porque cuenta con espacios espectaculares mientras que en un teatro esto es más acotado. Después, lo más importante de todo es la calidad del espectáculo que presentes.

¿Haces docencia?

No soy muy docente. Nunca he trabajado de esa manera. Tengo una compañía que la dirijo y, considero, que el buen trabajo de un funcionamiento hace que una cosa ligue a la otra y todo tenga sentido lógico.

Si un día decides dejar de bailar. ¿Cuál o cuáles serían las prioridades a partir de entonces?

Las mismas que ahora: seguir fiel a mis principios. Yo tengo una vida profunda, espiritual y familiar. No tengo una vida mucho más allá del trabajo. Tengo una vida afectivamente estable, en el sentido de cuidar mi persona, mi familia y de vivir muy bien. No me interesa la farándula. Por ahora, no he pensado en retirarme.

¿Qué significó bailar Destino Buenos Aires, una obra inspirada en tu propia vida?

No soy narcisista y no lo tomo tan así porque no me creo tan importante. Es una obra que recorre fragmentos de la vida de uno. De todas maneras, estoy preparando una obra con Mora Godoy (bailarina) que estrenaremos a fines de julio en el Teatro Nacional Cervantes. Aquí no narramos mi vida sino la del genio Astor Piazzola. Se llama El Ángel Gris y tiene una puesta muy cinematográfica y poética.

Aún cuando pasas por el Teatro Colón dices: “Esto es el mundo” como lo afirmaste cuando niño….

Por suerte no he perdido esa capacidad de sorprenderme. Sigo sosteniendo esa afirmación porque el Colón es el lugar donde he aprendido a dar mis primeros pasos en la danza. Eso jamás se olvida.

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