viernes, 22 de mayo de 2009

“Aún sigue habiendo unos pocos pícaros avivados”

Por Emilio Marcelo Jozami / mjozami@elliberal.com.ar

Claridad cuando habla, eso es lo que definió siempre a Enrique Pinti. Análisis preciso y opiniones contundentes se enmarcan en los monólogos de este artista que con claridad conceptual y conocimiento de la materia hace revisionismo histórico a partir del humor.

En esa tónica está Serenata Argentina, el unipersonal con el que recorre el país. Es aquí donde Pinti refleja sus puntos de vista sobre lo que pasa en la Argentina. Este formidable artesano de la palabra concedió una entrevista exclusiva a PURA VIDA.

Si entendemos que serenata deriva también de sereno, calmado o reposado; sinceramente, conociéndolo, no me lo imagino así en su Serenata Argentina…

“No se equivoca. Lo de serenata es como una humorada con respeto a ese dicho “No me des la serenata”. Los argentinos, en general, somos de dar la serenata. Lo que hago es contar las cosas que nos pasa, no cantadas precisamente. Este espectáculo no tiene el contexto de lo romántico de una serenata. Es todo lo contrario”.

¿Tiene más condimentos de Salsa criolla o de Pingo Argentino?

“Son monólogos de Pingo Argentino. Con Pingo Argentino hice una gira que tuve que suspenderla por los ensayos de Hairspray, el musical que hice el año pasado con éxito. Como no podía reorganizar a toda la compañía, se me ocurrió que era bueno llevar, a los lugares donde no estuve con Pingo Argentino, monólogos de este show y de otros”.

Una y mil veces ha declarado que no usa Internet, contestadores automáticos ni celulares, ¿por qué esa aversión a la tecnología?

“Quiero cuidar mi privacidad. No quiero que nadie se meta en mi mundo privado. Estos adelantos hoy representan un vicio de la humanidad. Yo tengo un Facebook que no es mío. Yo quiero que la gente se conecte conmigo a través de mis espectáculos. La gente convirtió al celular en una prolongación de su ser. Es contranatura, por eso no la tengo.

Mientras que para el escritor argentino Macedonio Fernández el “humor es sorpresa intelectual” para otros siempre fue degradación de un valor…

“El humor es una manera de ver la vida, que a veces puede ser caricaturesca o seria. El humorista, que no es lo mismo que el actor cómico, parte de un escepticismo y no compra ni a los políticos ni a su familia. No compra sino que sospecha que atrás de eso hay un doble discurso. Somos como especie de detectives porque miramos más allá”.

Necesariamente, ¿toda acción humorística será siempre en contra de algo?

“Generalmente, sí. A veces es una cosa celebratoria. Siempre se hace una sátira. Los chistes sobre las suegras y las colectividades. Aunque inocentemente, uno está criticando una cosa que es contraria a uno. El humor es un cristal de cómo ve la vida al que lo tiñe permanentemente de crítica. Generalmente, el humor es crítico”.

Usted fue un adelantado en instalar la temática de los pingüinos en Pinti y los pingüinos. ¿Qué simbología encerró las referencias de estas aves marinas?

“La simbología era que son animales que viven al sur del continente, como nosotros los argentinos, y que de lejos parecen unos señores de frac y de cerca son pájaros que están en bolas. Esto hacia referencia también a esa forma que tenemos los argentinos de parecer señores y ricos de lejos pero de cerca estamos desnudos”.

En su primera obra, la única frase que pronunciaba era “Queremos que venga”. Traída a estos tiempos, ¿Qué es lo que quiere Pinti que venga y que se vaya?

“Que venga una justicia social de verdad. Yo sería muy feliz si los dirigentes socialistas pudieran gobernar el país. Ellos, sin ser votados nunca, fueron hicieron las leyes más importantes. Solo basta recordar a Alfredo Palacios, Juan B. Justo y Alicia Moreau de Justo. Era un socialismo revolucionario pero sin violencia. Quiero que a la Argentina vengan oportunidades, como sucedió en los años 20 y 40. En tanto, quiero que se vaya esa gente que hizo c…..s una y otra vez en este y otros gobiernos. Como lo dije en mi testamento en 1998, aún, en nuestro país sigue habiendo unos pocos pícaros avivados”.

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