miércoles, 17 de febrero de 2010

Ethel Rojo está enojada con Santiago del Estero

Por Emilio Marcelo Jozami

mjozami@elliberal.com.ar

(Enviado especial de EL LIBERAL a Mar del Plata)

Los primeros minutos del nuevo año (2010) asomaron brioso, frío y lluvioso en Mar del Plata. En el interior del Hotel Hermitage reinaba la alegría por los festejos. PURA VIDA estuvo especialmente invitado a esa fiesta de la que participaron Moria Casán, Carmen Barbieri, Santiago Bal, Rolo Puente, Alberto Martín y Ethel Rojo.

Cuando las manecillas del reloj marcaron las 24, Cecilia Milone, desde el escenario, daba la bienvenida al 2010 interpretando tangos, boleros y milongas. Minutos más tarde, los invitados comenzaron a celebrar con pitos y matracas. En ese marco, apareció ella, cantando, bailando y con su tonada santiagueña bien remarcada.

Era Ethel Inés Rojo Castro, la primera vedette argentina que actuó en el Lido de París. A sus 72 años y dueña de una vitalidad arrolladora, la también actriz conversó con nuestro enviado especial. Se emocionó por evocar a Santiago pero dejó en claro su furia por sentirse “marginada en mi propia tierra”. Hablamos de eso y del musical que protagonizará, desde hoy, con Joaquín y Lucía Galán, los hermanos Pimpinela.

¿Qué evoca de Santiago?

Toda mi infancia y adolescencia. Recuerdo cada lugar donde he tejido sueños. Rememoro esa época de juventud cuando me consagraron reina. No olvido la casa de mis padres como tampoco la calle 24 de Septiembre, donde hemos vivido. Pero, lamentablemente, debo decir que me tienen un poco olvidada los santiagueños.

¿Por qué? ¿Qué pasó para que no la recuerden como la gran figura que es?

No se por qué me tienen relegada. Se acuerdan muy poco de Ethel Rojo que fue una de las figuras que salió al mundo a representar a la provincia. No me invitan para nada. Se han olvidado de esta vedette que tan bien los ha representado en todas partes.

Lamentable pero real, Ethel, es aquél viejo adagio que dice que nadie es profeta en su tierra…

Es doloroso que te olviden en tu tierra. Yo soy santiagueña y a mi esencia no la niego. Desde mantener mi tonada hasta recordarla en cuantos lugares voy por el mundo es una manera de tener presente mi santiagueñidad. Bien dicen que Santiago no tiene riendas, pero sujeta. Me estremezco de sólo pensar que en algún momento volveré a mi tierra.

En Santiago la olvidan pero el Maipo, el lugar donde nació artísticamente, la homenajeó con Ethel Rojo, por amor al Maipo…

El Maipo, que es como mi casa, me brindó un tributo en el marco de los festejos que prepararon para celebrar los cien años de esta sala. Y, al mismo tiempo, también fue un reconocimiento que Ethel Rojo le hizo a este espacio de creación que ha proyectado mi carrera y me ha permitido trascender más allá de mi provincia y de mi país. Haber estado allí me produjo una sensación muy reconfortante; es como volver al nido. Haber estado en los camarines y en el escenario me remonta a mi primera juventud. Cada rincón del teatro, me recuerda cosas pequeñitas que hacen a mi historia y a mi vida.

¿Todo tiempo pasado fue mejor? Pregunto esto a partir de que uno no olvida lo que significó usted, Nélida Lobato y Nélida Roca y otros íconos de la revista…

Los tiempos cambian, evolucionan. Yo soy una mujer que no se queda en el pasado. Vivo un tiempo presente y proyecto mi futuro a partir de mi historia artística. Los tiempos han cambiado como también el gusto de la gente. Estoy seguro de que la revista que se hace ahora corresponden a esta época…

Y las figuras femeninas que incursionan en la revista están cada día más parecidas unas a otras…

Yo siempre digo que deberían darles un premio a los cirujanos plásticos. Pero, de todos modos, las figuras que están en este momento corresponden a esta época. No te olvides que tengo 72 años (los cumplió el 23 de diciembre). Yo formo parte de otra generación y me parece emocionante y fascinante de que me tengan en cuenta.

Cómo lo hicieron Lucía y Joaquín Galán para que interprete a la mamá de ellos en el musical Pimpinela, la familia…

Llego a esta instancia porque soy lo más allegado a ellos. A Lucía y Joaquín los conozco desde hace veintisiete años. Cuando ellos concibieron la comedia musical Pimpinela, la familia, inmediatamente pensaron en mí para hacer el papel de Ingrasia, la mamá de los chicos, de quien soy amiga desde hace muchísimo tiempo.

¿Emoción o responsabilidad le genera esta confianza depositada por los Galán?

Mucha emoción, enorme alegría y un eterno agradecimiento para Lucía y Joaquín por no dudar en convocarme para trabajar en esta maravillosa obra donde los sentimientos tienen un protagonismo fundamental y la música acompaña perfectamente esta creación. En esta comedia musical luce la actriz.

¿En este musical, rompe con el encasillamiento de vedette que la pusieron?

Siempre fui actriz. He realizado, especialmente en España, varios papeles dramáticos. Lo que pasa es que me encasillaron en la vedette pero se olvidaron de mi formación actoral. La actriz nunca deja de ser actriz y el teatro nunca dejó de ser el piso mío.

En tiempos en dónde los mediáticos resucitaron, Ethel Rojo se destaca por sus dotes artísticos y no por una lengua filosa…

Esto es el fruto de cincuenta y cuatro años de profesión. Es el reconocimiento a un trabajo inquebrantable que realicé desde que salí de Santiago hasta que llegué a Buenos Aires y, posteriormente, me proyecté a nivel internacional.

Más allá de la amistad que tiene con los Pimpinela, ¿se siente fortalecida de que la hayan convocado para trabajar con ellos?

Más que fortalecida me siento agradecida. El trabajo siempre se agradece, sobretodo cuando viene de personas tan queridas como son los hermanos Galán e Ingrasia, que es la formadora e ideóloga de este dúo. Honrar a este símbolo que es la familia.

Concluida la temporada, ¿saldrán a recorrer el país con este musical?

Aún se está hablando sobre el tema. La idea es que este show, a través del cual se honra al símbolo más grande de la humanidad, como es la familia, sea presentado, a partir de abril venidero, en Buenos Aires y, después, posiblemente por todo el país.

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