Antes de brindarnos su opinión acerca de las chicas del momento que se ponen el título de vedettes, Ethel remarcó:”La vedette no tiene que ver con el sexo o la edad sino con la experiencia y el talento. Vedette fue Edith Piaff o Julio Bocca. En
+ Carmen Barbieri:”Una profesional con mayúsculas. Insuperable. Es vedettísima”.
+ María Eugenia Ritó:”No pudo soportarel peso de ser figura”.
+ Florencia de
+ Valeria Archimó:”Tiene estilo. Es muy buena bailarina”.
+ Jesica Cirio:”Le falta mucho. Debería continuar como modelo”.
+ Ximena Capristo:”Una chica con un cuerpo espectacular”.
+ Adabel Guerrero:”Una joven que se destaca por el enorme talento que tiene”.
+ Silvina Escudero:”Muy buena bailarina”.
+ Iliana Calabró:”Tiene oficio y es de buena madera”.
Volvió a filmar después de 24 años
Mingo y Aníbal contra los fantasmas fue la última película donde apareció Ethel. Fue en 1985. Tuvieron que pasar 24 años para volver a pisar un set. De esta manera, la santiagueña rodó, bajó las órdenes de Gustavo Calzada, la película Luisa. Este filme está protagonizado por Leonor Manso. En el mismo se abordan “los miedos colectivos tales como la locura, la soledad, la culpa, la marginación y la vejez”, según nos contó.
“Fue una experiencia gratificante filmar nuevamente. Tengo un pequeño papel pero que tiene una importancia destacada en la trama”, resaltó. Ethel trabajó en cine desde 1955 cuando protagonizó Pobre pero honrado. Después le siguieron El satélite chiflado (1956), Amor se dice cantando (1957), Hay que romper la rutina (1974), Maridos en vacaciones (1975), La noche del hurto (1976), Sujeto volador no identificado (1980, aunque inconclusa), La noche viene movida (1980), Frutilla (1980) y Mingo y Aníbal contra los fantasmas (1985).
Ethel Rojo nació en Santiago del Estero bajo el nombre de Ethel Inés Rojo Castro. Sus padres tenían una sastrería sobre calle 24 de Septiembre. Junto con su hermana Gogó Rojo formaron una dupla inolvidable de la revista porteña.
Consagrada en Santiago como la reina de la juventud, Ethel tenía sólo 17 años cuando debutó en el Maipo, de Buenos Aires, donde se convirtió en un mito del bataclán porteño. En sus inicios, allá por 1955, Rojo -bautizada "la juvenil"- se las arreglaba entre vedettes de oficio provistas de melenas brillantes, bustos generosos, amplias caderas y cinturas de avispa.
"Era una chiquilina que recién empezaba. En ese momento, el teatro era de Zully Moreno y de Luis César Amadori.Me contrataron como bailarina rasa. Era muy buena para estar tan al fondo y me fueron ascendiendo poco a poco”, evocó ante PURA VIDA.
“Con el paso del tiempo ya me empezaron a dar roles más importantes y me pusieron el rótulo de la vedette juvenil. Y yo, que era una figurita, me fui a Europa y, después de unos años allí, volví como figura. Lo demás es historia". Una historia que la sostiene.
No vuelve a la política
Ethel Rojo no fue la excepción en tiempos en que las vedettes soltaban las plumas, lentejuelas y concheros para calzarse el traje de políticos y buscar una banca en Diputados o el Senado de
“Estoy desencantada de la política. No regreso más”, aseguró Ethel a PURA VIDA. La santiagueña, de la mano del entonces presidente Carlos Saúl Menem y en una lista sábana que lideraba su comprovinciano Eduardo Ávila, quiso ser diputada. No entró y entoncés decidió salir de ese terreno para regresar al que conoce muy bien: los escenarios de los teatros.
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