viernes, 3 de abril de 2009

La carroza que no debió volver

Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar
La carroza no debió volver. Tendría que haberse quedado en 1985, año en que se estrenó su primera parte, con Alejandro Doria en la dirección y un elenco inolvidable. No en vano Doria se negó a dirigir esta saga. El realizador de “Darse cuenta” dijo que volvía si “Esperando la carroza 2” estaba a la altura de la primera.

Hombre visionario fue el director de “Las Manos” al no ponerse de nuevo detrás de las cámaras para rodar la historia del político corrupto (Luis Brandoni) y su inaguantable esposa (Bettiana Blum). La continuación, que recupera a gran parte de los personajes originales, destrozó la esencia de aquél filme argentino de culto basado en una obra teatral estrenada en 1962 en Uruguay.

Necesariamente hay que ver la primera parte para compararla con esta prolongación sosa, que arranca risas con cuentagotas e improlijidades técnicas imperdonable en estos tiempos. La línea argumental es aceptable, porque nos muestra a los argentinos tal como somos o queremos ser, pero la realización es un verdadero atentado al cine como arte.

Si bien la primera exhibía una historia contextualizada en la era pos dictadura militar, la segunda muestra desde la etapa del menemismo en adelante, las consecuencias que esta era dejó en una sociedad fragmentada e individualista.

En la de 1985 perdían de vista a la anciana del clan, Mamá Cora (insuperable Antonio Gasalla), y montaban de un momento a otro los ritos de su funeral en el hogar donde había vivido, en la segunda, sin Gasalla, Enrique Pinti, Cecilia Rosetto y Darío Grandinetti, la historia va hacia otras direcciones.

”Esperando la carroza 2”, dirigida por Gabriel Condron, tiene como mérito las excelentes actuaciones de Roberto Carnaghi y Betiana Blum, quienes oxigenan el filme en sus roles de Jorge y Nora. La carroza no debió volver…aunque ya se habla de una tercera parte.

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