lunes, 19 de septiembre de 2011

Adriana Salonia: Una mujer con principios


En cine se destacó en un filme estremecedor y revelador como fue La noche de los lápices. La TV es el medio que la inmortalizó en el imaginario popular. Desde Socorro 5º año hasta Chiquititas y la reciente telenovela Herencia de amor, fueron tiras donde demostró su virtuosismo, como ahora vuelve a revalidarlo en teatro con Cuestión de principios.

Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar

Un hombre de 70 años y una mujer de 40 están frente a frente después de veinte años de peleas, silencios y fuertes conflictos. Son padre e hija. Él es un sindicalista una larga militancia política. Ella, una exitosa autora y editora de una importante editorial. El padre la manda llamar porque la necesita para dar forma a sus memorias, que acaba de terminar de escribir. Esta es la trama de Cuestión de principios que subirá hoy, a las 22, en Adatise, en el marco del Festival Internacional de Teatro 2010.
Escrita por el dramaturgo Roberto “Tito” Cossa y dirigida por Hugo Urquijo, esta pieza está protagonizada por Víctor Hugo Vieyra y Adriana Salonia quienes arribarán hoy a Santiago. PURA VIDA, entrevistó a Salonia, una actriz que brilló en cine (inolvidable su María Clara en La noche de los lápices), TV (desde Socorro 5º año hasta la reciente Herencia de amor) y en teatro (desde La cena de los tontos hasta Cuestión de principios).
¿Cuestión de principios sólo enfoca su mirada desde lo ético?
Y también refiere a ciertos principios que las personas tienen para funcionar en sociedad con sus relaciones a partir de ideales políticos y elecciones de vida. Aquí se da en la relación entre un padre sindicalista y su hija, exitosa autora y editora.
En el caso de este gremialista y la editora, ¿dónde se profundiza el conflicto?
Lo que ella le reclama al padre es que un hombre con tantos principios no supo ejercer para ella uno de los más valiosos que tiene que ver con la piedad hacia su familia y núcleo personal. En la intimidad de la casa, y en el entorno afectivo, ese hombre fallaba.
¿Dónde están los paralelismos entre la ficción de Cossa y la realidad circundante?
Es una obra situada ahora. Es el reencuentro entre un padre y una hija hoy. Me siento muy tocada. Tengo textos que casi te diría que si yo supiese escribir como Roberto Cossa los podría haber escrito yo. No es el caso. Por suerte, la pluma de Tito me ayuda a quedar bien.
Son cuestiones existenciales que se desarrollan a partir de ese particular vínculo…
En el planteamiento de la necesidad de fortalecer los vínculos humanos y hacer primar los principios, habla de la amistad, la familia, la relación con los hijos. Lo que Melina, mi personaje, le cuestiona a su padre es que él predicaba una cosa y en su casa hacia otra.
¿Y Él que es lo le recrimina a Melina?
De que ella tranzó con el sistema. Son reacciones típicas de una relación de padre e hijas. Hay una hija que busca la aprobación haciendo cosas que al padre no le agrada y un padre que pretende una adhesión absoluta de la opinión de su hija 20 años después de no verse.
¿Hay momentos de reconciliación en esa relación?
Tiene muchos momentos muy abiertos, sobre todo por parte de mi personaje. Si bien entra muy armada, en un momento empieza a escuchar a su padre para ver que hacer con todo esto. Hay un monólogo de ella que es desgarrador. El personaje del padre es más lineal.
¿Esa postura firme del padre tiene que ver más con su condición de gremialista?
Tiene que ver con ser un sindicalista, con la edad, con todo lo que él estudió y ejerció. Para él, esta relación es también una cuestión de principios. Los principios de padre e hija se verán confrontados fuertemente a lo largo del desarrollo de la obra.
¿Son estos los textos que te gusta abordar cuándo te convocan para teatro, cine y TV?
La verdad que sí, los disfruto muchísimo. En un texto donde hay un mensaje y se comunica mucho son los que me gustan. Los personajes de Cuestión de principios son ricos, afectivos, tienen buenos argumentos, proponen un debate y arriban a muy buenas conclusiones. Te da muchos elementos para sentirte contenida como actriz y lucirte.


Una acérrima defensora
de la TV argentina

¿Las temáticas que despliegan hoy en la televisión argentina son de tu agrado?
Uno tiene que tener en cuenta que, siempre que habla de la televisión, la televisión es un negocio. Lo que a mí me gusta, no muchas veces le interesa a un productor porque no ganará plata. Pero también, así como te digo esto, la televisión argentina no tiene mucho que envidiarles a otras. Es solo cuestión de viajar por el mundo y prender la tele.
¿Por dónde pasa la crisis actual de la televisión argentina?
Si hay alguna crisis es una crisis mundial con respecto a los contenidos. Ese es un tema donde no me quiero meter porque, de verdad, siento que no me concierne. O sea, yo como actriz puedo aceptar o no un trabajo pero pretender modificar algo que no me compete, que tenga que ver con la elección de contenidos y cuando a mí jamás se me consultaría, es como luchar contra los molinos de viento. Me parece que no tiene sentido.
Más allá de la vigencia, ¿qué te permite estar en la televisión?
Me encanta hacer televisión porque me mantiene siempre muy alerta, muy despierta como actriz y me da un entrenamiento diario. También me permite prosperar económicamente, un detalle que uno no puede dejar de lado si quiere vivir en este mundo. Determinados trabajos son para el alma, otros para el bolsillo pero eso no quita que sea muy feliz, la pase muy bien y que tenga que agradecerle mucho a la televisión.
Una gran defensora, como pocas, de un medio que es bastante cuestionado…
Sería muy injusto de mi parte no darme cuenta de que a mí me ayudó mucho. Gracias a qué hago televisión también me llaman para hacer el teatro que a mí me gusta, sino no me llamarían y la gente, tampoco, lo iría a ver. Son reglas del negocio que uno tiene que aprender a aceptarlas y a ser feliz con eso. No me gusta hablar mal de lo que me da de comer. Uno tiene que aprender lo bueno que esto tiene. Uno debe elegir y en función de eso hacerse cargo. Melina, mi personaje de Cuestión de principios, se parece a mí en esto. Nunca haría algo con lo que no estoy de acuerdo y no me sentiría cómoda. Nunca lo hice. Siempre me he sentido feliz con todos los trabajos que hice. Esa es la clave del éxito.


En cine reaparecerá
en El Abismo

La noche de los lápices fue un filme que marcó a fuego la existencia de Adriana Salonia. Haber trabajado en esa película que contaba la lucha de un grupo de estudiantes de La Plata por el boleto estudiantil, y en tiempos de la dictadura militar, le “abrió los ojos a muchas cosas”. En fecha a confirmar, se estrenará El Abismo, una producción cinematográfica nacional donde se desarrolla la historia de padres apropiadores. “Ahora me tocó estar del lado de los padres apropiadores, por una cuestión de edad básicamente. Estoy muy orgullosa de trabajar en filme que desarrollan temáticas sociales”, puntualizó.

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