jueves, 14 de junio de 2012

Me llamó León Gieco

Hoy, jueves 14 de junio del 2012, será un día inolvidable para mí. Cerca de las 13.30, estaba realizándole un reportaje, por teléfono, al músico y director de orquesta Ángel Mahler cuando, en mi celular, entró la llamada de mi amiga Liliana Díaz. La atendió mi amiga Mónica Andrada (compañera de trabajo en EL LIBERAL). En voz baja, Mónica me dice quien era y de qué se trataba: León Gieco quería hablar conmigo. La pucha, vaya emoción que me agarró. Terminé la entrevista con Mahler y llamé a Liliana. Inmediatamente, me pasó con Gieco. Cuando escuché ese "hola, Marcelo, cómo estás?", me estremecí por la emoción. Charlamos un rato, agradeció la cobertura que hizo EL LIBERAL de la presencia de Mundo Alas y charlamos un rato largo. Qué grandeza, señores. Quería compartir la alegría que tengo, la emoción que aún me embarga. Me llamó León Gieco, un grande de verdad. Simplemente, gracias.

sábado, 17 de marzo de 2012

Fotos con Rosana, hechas por David Alejandro Jozami




La entrevista a Rosana se realizó en Salta. La artista estuvo en esa ciudad promocionando su gira por las provincias de Salta, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero.

viernes, 16 de marzo de 2012

Fotos exclusivas de David Alejandro Jozami a la cantante española Rosana



Más allá de la foto entrevistándola, mi hijo David Alejandro Jozami capturó otras imágenes de Rosana: la autora de El Talisman posó para el joven fotógrafo que desempeña sus actividades profesionales en diariopanorama.com y colabora con EL LIBERAL, el diario de Santiago del Estero, República Argentina. Fueron realizadas en Salta, provincia argentina donde la cantautora española realizó la promoción de su gira por ciudades del norte argentino, entre ellas Santiago del Estero, donde vino por primera vez yrealizó dos funciones en un sólo día. Presentó su álbum ¡Buenos días, mundo!

Rosana quiere que el mundo “sueñe despierto”


Antes de realizar sus dos shows en el teatro 25 de Mayo, la cantante española concedió, en Salta, una entrevista exclusiva a EL LIBERAL. Continúa la venta de entrada para el concierto de la artista de Islas Canarias que presentará ¡Buenos días, mundo! La profundidad de una compositora comprometida con su tiempo.

Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar
Fotos: David Alejandro Jozami
davidjozami674@gmail.com

No canta ni compone por oficio. Lo hace a partir de las pulsaciones de su corazón y de lo que observa de la realidad cotidiana. Expresa, en sus temas, “lo que estoy pasando. Y todas las canciones que llevan mi firma, para bien o para mal tienen que ver conmigo”.

Quien sostiene esto es Rosana Arbelo Gopar, Rosana, la cantante española (nació el 24 de octubre de 1964 en Islas Canarias) que este sábado 17, a las 20 y luego a las 22, presentará su novel disco ¡Buenos días, mundo! en el teatro 25 de Mayo.
La artista, quien en 1996 sedujo al mundo con su tema A fuego lento, habló en exclusiva con EL LIBERAL minutos antes de realizar una conferencia de prensa regional, en Salta, para promocionar sus shows en Santiago, Jujuy y Tucumán.


A Santiago del Estero vas por primera vez y realizarás doble función. ¿Qué sensaciones te genera esta acogida de los santiagueños?
Estoy totalmente feliz. Vivo un momento de plenitud con este hecho de hacer dos funciones en tu provincia. Estoy contenta de ir, primero, por primera vez y, luego y fundamental, que la gente abra sus brazos y sus corazones en forma tan enorme para escucharte en vivo. Uno es consciente de que las canciones llegan antes que uno a los sitios. Esto me colma y me anima a seguir el camino que inicié desde el mismo momento en que mi padre me regaló un pianito cuando yo tenía 3 años y una guitarra al cumplir mis 5 años de edad. Todo es maravilloso lo que tengo a través de la música, como el cariño mismo de los santiagueños, a quiénes agradezco su calidez y acogida.

Así como los santiagueños miman tu alma, también lo hicieron los santiaguinos de Viña del Mar, en Chile. ¿Es por la fuerza de la luz que emanan tus canciones?
Es algo muy especial lo que me pasan, primero, con tus comprovincianos y, luego, con el monstruo (eufemismo que se utiliza en ese festival para denominar al público) de Viña del Mar. Es algo muy especial lo que me pasa en la Quinta Vergara cada vez que actúo. Esa particularidad se da con la conexión que tengo que los espectadores. Es maravillosa esa comunicación que se logra. Creo que mis canciones, que hablan del amor y la esperanza de vivir en mundo optimista y mejor, contribuyen a esa afinidad entre los santiagueños y los santiaguinos.

¿Cuáles son las batallas que hoy tiene que librar la humanidad para lograr un mundo en paz?
Habría que empezar por recuperar los valores y los principios del ser humano, aquello que sirviera dar la mano, aquello de no tener que necesitar de un contrato y estar pendiente de aquello “debes tener cuidado con la letra pequeña”. Mi aspiración es que los valores y principios vuelvan a estar en alza. Nada mejor que esto para ennoblecer más aún a la condición humana. Todo esto, siempre, es un desafío para la humanidad. Y yo me siento reconfortada de sólo saber que con mis canciones hago mi pequeño aporte para que esto suceda. Y creo que la gente recoge esto y lo acepta con su corazón.

En ¡Buenos días, mundo! Te formulas varios interrogantes, pero hay uno que quisiera repreguntártelo: ¿Quién le pone a la verdad fecha de caducidad?”
Nadie puede ponerle fecha de vencimiento a la verdad. Por eso, a veces, uno apela al tiempo para que la verdad perdure. Por eso es que debemos confiar en el ser humano, en que es un ser capaz de volver a desoxidar este mundo frágil y contaminado en que vivimos. Esto es lo que destaca a mi disco, un CD que está compuesta con once canciones de tinte optimista, donde calco muchos puntos de vista de la realidad que yo veo. Es un álbum que invita e incita a rescatar los valores y principios, como también a tirar hacia adelante y en positivo y conseguir cosas buenas.
“Volví a dejarme soñar, volví sin miedo y sin dudar”, afirmas en Todo es pensar. ¿Cuáles son esos sueños, temores y dudas que hoy enfrentas?

¡Hombre! Más que temores y dudas, en lo personal, es la reconfirmación con uno mismo. Cada día, al final, uno sueña pero, muchas veces, las prisas que tenemos en la vida hacen que vayamos dejando los sueños para después a un costado para ir cambiando cosas importantes por cosas urgentes. Vamos, en la vida, haciendo cada trueque extraños. Por eso es que, a cada segundo, debe uno reafirmarse en uno mismo y seguir creyendo que los sueños son posibles de concretar. Como dice Todo es pensar “a imposible le sobran dos letras”. Todo es posible en la vida.

“Voy eligiendo mi rumbo segundo a segundo”, revelas en Tu cruz por la cara. ¿Cuál es ese rumbo que has elegido en esta etapa de tu vida?
El rumbo es el mismo desde que nací hasta que me vaya, el que me dicta la “papa roja” (se toca el corazón). No conozco otro rumbo ni conozco otro lugar que no sea el que me va dictando el corazón. Por eso, la canción, dice “segundo a segundo”.

¿El corazón no se equivoca cuándo se tienen que tomar decisiones que lo hagan sentar la cabeza a uno?
El corazón es la brújula más perfecta. Lo que él dicta son cosas que te van a hacer muy bien. Mi planteamiento es hacer algo que me emocione, y si además gusta ¡fantástico! yo no voy a decir ‘no, a mí vender 15 millones no me pone’, ¡claro que me pone! Pero haciendo las cosas como las hago, no planteándome hacer una canción para convencer a alguien. Yo siempre dije, y lo mantendré eternamente, que el día que haga una canción por oficio será el día de retirarme, cuando me vea haciendo una canción de esa forma, que no sienta que me está doliendo por dentro lo que escribo, me dedicaré a otra cosa.

¿Vale la pena hacer una revolución interior para alcanzar la claridad mental, espiritual?
¡Hombre!, claro que lo vale. Es necesaria en estos tiempos para encontrarse con uno mismo y soñar eternamente de que es posible de hacer un mundo justo para todos. Por más utópico que resulte, no hay nada más bello que construir un mundo de esta perspectiva. Con mis canciones hago esa revolución interior para encontrarme conmigo mismo, primero, y después proponer que las pequeñas cosas que van pasando durante el día sirvan para edificar un mundo donde prime la paz, la armonía y la defensa de los grandes valores. Quiero que el mundo sueñe despierto para hacer un mundo nuevo y mejor.

Vos lo afirmas en Mi trozo de cielo, pero yo te lo pregunto: ¿Nadie tiene seguro de vida que cubra los sueños?
No, no lo hay. No hay nada, en ninguna de las maneras que se pueda cubrir los sueños. Lo que sí se debe tener son altas dosis de sueños que no se deben abandonar. Esa es mi filosofía. Mi trozo de cielo es un tema puente que unifica un poco lo que he hecho hasta ahora con este disco, es el tema que está a medio camino entre lo que ha pasado con mi música, desde Lunas rotas hasta A las buenas y a las malas. Mi trozo de cielo es una canción llena de esperanza que habla de lo que vive el mundo actualmente.

Imagino el placer que debes haber sentido cuando Quentin Tarantino eligió tus temas para su filme Curdled, donde él fue el productor de esa película.
Un inmenso placer que el gran director cinematográfico se haya fijado en Lunas Rotas y El Talisman. Así como Tarantino he tenido el honor de que grandes músicos de mi patria hayan cantado mis composiciones, como también de haber colaborado con cientos de artistas nacionales e internacionales de los cuales he aprendido mucho.

Tus fans dicen que sos “La Sabina de las intérpretes”
Esas son palabras mayores. Para ser como Sabina primero hay que ser Sabina y eso es imposible. Aparte, para llegar a un escalón de los muchos que ha llegado este señor, hay que dedicarle todavía más tiempo. Me temo que me voy a morir con las ganas. Lo que sí intento es estar al menos a la altura de mi responsabilidad. Soy una persona que hace canciones y tiene la suerte de que haya quien lo sienta como poemas.

domingo, 11 de marzo de 2012

Marta Minujín, única


Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar

Lo que hizo en París en 1963, la artista plástica Marta Minujín lo hará en Santiago del Estero el 9 de noviembre de 2011. En aquellos años 60, en un baldío del Impasse Roussin, armó estructuras habitables, cubiertas de colchones encontrados en los desechos de los hospitales parisinos. En ese lugar de la capital del arte creó La Destrucción, su primer happening. Luego, invitó a varios artistas de la Francia de bohemia para destruirla.
Minujín, en entrevista exclusiva con EL LIBERAL, dijo que será “un orgullo, un placer” el poder traer esta obra, como otras de su colección, a la “Madre de Ciudades” para que artistas santiagueños, cual émulos de los franceses, acometan contra esa pieza que es emblema de su creación. Es que para ella, su leit motiv es “todo es arte” o “arte, arte, arte”.
Acostumbrada a exponer las grandes galerías de Buenos Aires, París y Nueva York, ahora decidió salir por las provincias argentinas para exhibir sus obras. Santiago del Estero es la privilegiada para abrir este juego federal que propone esta mujer que con sus
happenings y obras de arte efímero sobreexpone la cuestión social y provoca controversia.

Hableme de la muestra que traerá al Centro Cultural del Bicentenario en noviembre.
- Colchones, puertas de vidrio, esculturas de bronce y de hierro, dibujos, fotografías y una película sobre mi vida, formarán parte de mi propuesta. Vamos a armar una muestra que será como una especie de mezcla de mi recorrido. Aclaro, no será retrospectiva.

Si tenemos en cuenta estas características y la forma en que la implementó en París en 1963, ¿cómo imaginó la interactuación con la gente de Santiago del Estero?
- Trataré de crear una apertura con el público. Realizaremos una performance, para lo cual convocaremos a los artistas y gente interesada en la cultura para que participen. Ellos harán una especie de desfile con pancartas pero con arte y no alegorías políticas.

¿Esas pancartas deberán tener un leit motiv o todo tiene que ser espontáneo?
- En este Arte-Pancarta le vamos a pedir que inventen una frase que los represente, y también poner sus fotos. La gente se sorprenderá. Verá como se pasa de la tela pintada a mano a rellenada, que son los colchones, con formas de figuras, en algunos otros.

¿Qué tienen en común Arte-Pancarta con Comunicando con tierra?
- Esa obra que está interrelacionada, en su esencia, con Arte-Pancarta. Para esa obra traje tierra de Machu Pichu y las envíe a 24 países de Latinoamérica. Después, volvió la tierra a la Argentina para luego llevarla a Machu Pichu y devolverla al lugar de donde la saqué.

Además de esos elementos significativos de su creación que implementará en el CCB, ¿qué otros trabajos exhibirá a partir del 9 de noviembre en la “Madre de Ciudades”?
- Además de las cosas que mencioné, voy a traer sólo dos cuadros. Todo lo demás no serán cuadros sino información de acciones. Es importante que los jóvenes puedan ver las distintas formas de comunicación que tienen los artistas alrededor del mundo.

¿En qué estará determinada esa posibilidad de ver esas formas de comunicación?
- Estará remarcada a través de una sola persona, que soy yo. Siempre vivo cambiando. Lo que hago un año ya no lo hago al otro. Hago desde trabajo con tecnología, también con tierra, con tela. Esto demuestra como un artista puede variar y mantener la identidad.

Es esa identidad la que la hizo popular y referente de generaciones de artistas.
- Me siento igual hoy como hace 40 años. Lo que se me ocurre lo hago y voy cambiando. Tengo una idea omnipotente del arte y siempre busco un arte imposible. No me doy cuenta de que los demás artistas me tienen de referencia porque estoy metida en mi mundo.

¿La Destrucción es una obra emblema de su creación?
- Es muy importante esta obra. Destruí toda la obra que hice en París pero construí otra que aún hoy, es contemporánea. Parte de esa creación estará en Santiago el próximo 9 de noviembre. Y yo estoy orgullosa de poder traerla y mostrarla.

¿Este tipo de concepto del arte que usted desarrolla es en resistencia a…?
-
Es por búsqueda, por esa incesante búsqueda, por esa infinita búsqueda que tengo a través de mi obra. Es, también, como un mecanismo interior que tengo de morir y renacer, de morir y renacer para seguir creando, como Salvador Dalí y Pablo Picasso.

Una artista nacida en el Instituto Di Tella, de Buenos Aires

“Siempre pienso que soy genial”
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Minujín le contó a EL LIBERAL porque se considera una “omnipotente del arte”.
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En 1964 fue invitada al Premio Nacional Di Tella, centro de referencia de los artistas de la época, donde expuso Eróticos en technicolor y Revuélquese y viva. En la segunda obra los espectadores debían ingresar en una tienda de tela, goma pluma y madera, repleta de colchones multicolores, para echarse en la cama y dar vueltas para cumplir con el propósito explícito de la artista de unir "arte y vida".
Ese mismo año realizó el happening Cabalgata frente a las cámaras de Canal 7, convirtiendo a la transmisión en algo inédito hasta ese momento. En la acción, unos caballos que tenían atados a sus colas recipientes con pintura, coloreaban algunos colchones; un grupo de atletas, al mismo tiempo, reventaban globos y dos músicos de rock eran envueltos con cinta adhesiva.
Después, en el Estadio del Cerro, en Montevideo, presentó Sucesos, una performance con quinientos pollos, mujeres gordas, atletas, bailarinas, motociclistas y algunas otras cosas.

Haber formado parte del mítico Instituto Di Tella ¿fue lo que determinó en esa creación que por ser variada no pierde su identidad?
- Muchísimo. En ese momento éramos jóvenes (mediados de la década del 60), estaba el gobierno de Onganía (general Juan Carlos) y el único que rompía era Jorge Romero Brest (crítico de arte y artista vanguardista), que encima nos daba plata para hacer las cosas.

¿Eso fue lo que le produjo lo que usted llama la “omnipotencia del arte”?
- Ese contexto social, me produjo esa omnipotencia que tengo. Es una fuerza tremenda. Siempre me pregunto ¿será bueno lo que hago o no? Como me guio por mis instinto, digo “sí, es genial”. Siempre pienso que soy genial. Mucha gente se molesta cuando digo esto.

¿Y cómo reacciona cuando mucha gente, colegas suyos inclusive, se molestan por esa “omnipotencia del arte” que usted siempre resalta?
- Digo que siempre soy genial porque lo necesito para seguir creando, haciendo cosas. No puedo tener dudas. Soy omnipotente pero tengo en claro mis objetivos en mi vida. Me siento orgullosa de ser así. Yo creo para crecer y permanecer. Eso me hizo popular.

¿Cómo se logra ser popular y superar las críticas de quienes no conciben así al arte?
- A través de la fantasía. Por eso digo que soy Dalí (Salvador,
pintor español cultor del surrealismo) pero en mujer porque hago cosas que pueden parecer extravagantes pero las hago y las hago en televisión. Entonces, me convierto en un personaje que atrae a la gente.

¿Qué representa para usted que su obra, de acento popular, tenga un predicamento tanto en las grandes galerías de arte del mundo como en universos más chicos?
- Me parece genial. Me siento realizada. Lo que presenté en Nueva York fue único. En 1985 realicé la famosa obra fotográfica en la que le pago a mi amigo norteamericano Andy Warhol la deuda externa argentina con choclos. Esto me dio relevancia internacional.

“El oro latinoamericano” como usted definió al choclo.
Llevé los choclos, hice una montaña, pusimos dos sillas y nos sacamos diez fotos. Yo agarraba el choclo, él subía, yo se lo ofrecía y él lo aceptaba. Así la deuda externa quedaba paga. Esta obra también la traeré a Santiago para exhibirla en el CCB.

¿Qué papel jugaba uno y el otro en esa puesta en escena?
Pensando que yo era la reina del pop por estos lados y él, el rey del pop por allá, tenía sentido que saldáramos la deuda. Después regalamos los choclos firmados a la gente. Esa fue la última vez que lo vi.
Murió dos años después.

Warhol se fue físicamente pero su legado está más vigente que nunca.
Eso es así porque, mi gran amigo Andy, además de artista fue personaje. Muchos artistas se esconden pero otros se muestran como son. Por eso digo que soy como Dalí. Expongo mi creación sin temor a ningún tipo de prejuicios.

Tener de referentes a Dali, Warhol y Picasso, más su propia personalidad, ¿la hace tener más libertad para superar preconceptos y el que dirán?
A mí no me importa nada el que dirán. Nunca me importó eso. Jamás me puse a pensar si hice bien o mal, lo hago. Soy transparente. Me enfoco en mi trabajo sin depender de lo que diga tal o cual persona. Me siento libre y obro de tal manera sin perjudicar a nadie.


Prepara una pelota de
fútbol con dulce de leche

En 1966 obtuvo la beca Guggenheim y se fue a vivir por diez años a Nueva York. Desde 1980 Minujín realiza esculturas con apropiaciones de obras clásicas de la estatuaria greco-romana, de la renacentista, y hasta de las estatuillas cicládicas.
Sus obras son reproducciones en yeso de esos modelos, fragmentados, desarticulados en secciones desplazadas. Estuvo ligada al movimiento hippie y a la psicodelia. Tiene más de cincuenta esculturas esparcidas por las capitales del mundo.
Las representativas y famosas son
El obelisco acosado, Operación perfume, El obelisco de pan dulce, La Venus de queso, El Carlos Gardel de fuego, La Torre de Babel de Libros y El Partenón de libros. Así como ayer, hoy prepara la pelota de fútbol con dulce de leche.

¿Cuáles serán las características de esa pelota de fútbol con dulce de leche?
- Tendrá 15 metros de diámetro, con una estructura metálica que estará recubierta con dulce de leche sólido. Entonces, las grúas que manejarán esa estructura jugarán al fútbol tirándose esa pelota de un lado a otro. Mientras esto sucede se escucharán todas las canciones de los mundiales de fútbol. Después, la gente se abalanza y se la come.

¿El mensaje que tendrá es enunciativo, denunciativo o también es sólo búsqueda?
- Así como La Torre de Babel de Libros me llevó 20 años hacerla, no dudo que algún día podré realizar una pelota de fútbol gigante, que represente a los argentinos. El simbolismo de esta pelota es que la gente mira más a la pelota que a todos los jugadores.

¿Algún reflejo de lo que fue La Venus de queso?
- Será muy parecida a lo que fue La Venus de queso y a El obelisco de pan dulce. La pelota de dulce de leche es muy argentina, como es argentino el dulce de leche y el fútbol una pasión de multitudes innegable.

Humor, crítica y
la exaltación en
La Menesunda

Lo social se manifiesta en su obra como preocupación socio-contextual que presenta distintos matices: el humor, la crítica y la exaltación. Entre mayo y junio de 1965, Marta Minujín y Rubén Santantonín presentaron La Menesunda en el Instituto Di Tella.
Se trataba de una ambientación que el espectador debía recorrer a través de dieciséis zonas y situaciones diferentes, sin aviso previo de lo que en su interior ocurriría. Se accedía en grupos de ocho personas por vez, luego de esperar en largas filas, se ingresaba a través de una silueta de un hombre recortada en una cortina de plástico transparente.
Después se transitaba por un túnel de luces de neón que llevaba a un espacio con diez televisores encendidos con su volúmen alto.
Luego, se ingresaba en un dormitorio con una pareja en la cama. Otro túnel, con luces de neón y sonidos de la calle, conducía a una escalera con pasamanos de esponja y un fuerte aroma de perfume, que finalizaba en una gigantesca cabeza de mujer. Su interior estaba cubierto de cosméticos y una maquilladora atendía al público, aplicándole sus productos.
Un canasto giratorio conducía al espectador maquillado a un túnel de paredes blandas y suelo gomoso. Al traspasar una puerta se entraba en un espacio oscuro con olor a consultorio dental, en el que había un disco telefónico gigante: para salir de la ambientación era necesario acertar el número a marcar.
La salida era a través de una cámara frigorífica, con una temperatura de algunos grados bajo cero, llena de telas de todo tipo y color que cerraban el paso. Finalmente, se accedía a una cámara octogonal con espejos, que se oscurecía al ingresar el visitante. De inmediato se encendían luces negras y unos ventiladores hacían caer una lluvia de papel picado de colores. Como despedida, un aroma a frituras devolvía al espectador a su espacio cotidiano. En todo el conjunto se percibía cierto tono popular, en particular en la configuración visual del contexto, en las alusiones a la publicidad barata, en los carteles de plástico, en la decoración del gabinete de la maquilladora y en otros pasajes del recorrido.

Recordando siempre a “El Negro” Dolina



Por Emilio Marcelo Jozami
mjozami@elliberal.com.ar

Da gusto escuchar La Venganza será terrible, pero más placentero es conversar con su conductor, Alejandro Dolina. Encontrarlo puede resultar una odisea pero, como en la vida las casualidades suceden, uno puede acceder a él sin muchos prolegómenos.
Eso es lo que ocurrió con EL LIBERAL. Caminando por calle Corrientes al 1283, encontramos a este filósofo urbano que enamoró a millones de argentinos por generaciones.
En directo, con entrada libre y gratuita, desde la sala Multiteatro, transmite, de martes a sábados, a las 24, por AM 8,70 su legendario programa La venganza será terrible.
Desde su creación, hace más de veinte años, se ha mantenido al frente de las mediciones de audiencia sin abandonar ese puesto ni un solo día.
El programa se realiza con la presencia de público, compuesto principalmente por jóvenes estudiantes, o docentes, o personas vinculadas con actividades del pensamiento. El contenido es humorístico, pero registra como sección central una charla acerca de asuntos relacionados con el arte, la historia, los mitos, la ciencia, y otras áreas de la cultura.
El programa tiene una breve sección musical donde los conductores cantan y ejecutan instrumentos. A menudo, participan cantantes de renombre. También, se han hecho a lo largo de estos años breves comedias musicales, de unos veinticinco minutos de duración, escritas especialmente para la radio e interpretadas por figuras consagradas.
Han actuado en el programa Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Jairo, China Zorrilla, Jaime Torres, Julia Zenko, Juan Carlos Baglietto, Esther Goris, Jorge Luz, Víctor Heredia, Guillermo Fernández, Cecilia Milone, Suma Paz, Juanjo Domínguez, etc.
Más que un programa de radio convencional, La venganza será terrible es una pequeña experiencia teatral cotidiana. Ir al programa es ya una tradición juvenil, de modo que el clima en que se desarrolla forma parte de la dotación artística de La venganza será terrible.
Tras presentarnos, al final de su programa (a las 2 de la madrugada), Dolina habló de todo, particularmente del falso documental Recordando el show de Alejandro Molina, que escribió, junto a sus hijos Martín y Ale, para el canal Encuentro y que dirigió Juan José Campanella. Este serie está compuesta de trece capítulos de media hora de los cuales participaron, además de los Dolina, Gillespi, Coco Silly y Gabriel Rolón, entre otros.

¿Qué te llevó a realizar el guión para la miniserie que emitió el canal Encuentro y que dirigió el notable Juan José Campanella?
Fue una idea pequeña, y sigue siéndolo. Yo tuve la suerte de que intervinieron y participaron en el proceso creativo otras personas, como por ejemplo Juan José Campanella y mis hijos Martín y Alejandro. Ellos convirtieron en documental lo que, inicialmente, iba a ser un micro donde iba a haber solamente una charla y una canción. De esta manera, hicieron que la charla y la canción fueran parte de un programa que recordábamos.

Des esta manera, no sólo abarataron costos sino también profundizaron en el guión
Entonces, como lo recordábamos ya no era tan costoso y podíamos inventar de que el programa no durase cinco minutos, como se pensó originariamente, sino todo el tiempo que nosotros quisiéramos. También le inventamos una historia ficticia y le agregamos testimonios y cámaras sorpresa. Así fue como la historia se hizo más interesante. Yo debo agradecer ese vuelco del proyecto, que era humildísimo, a muchísima gente.

¿Hacer este tipo de productos es fruto de una apertura que hay en la TV y, además, con un Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales que apoya estas iniciativas?
Yo no lo creo, sinceramente. Nosotros hemos hecho este programa con el apoyo de Encuentro, que es un canal muy interesante en sus contenidos, y con un presupuesto muy bajo. Hemos perdido dinero en esto, y con mucho gusto. En que se va a gastar uno la plata sino en hacer algo que a uno lo divierta. El programa es lo que es, no es un negocio y no ha tenido mucho apoyo que digamos. De hecho, se lo está pasando por la Televisión Pública y no percibimos ninguna clase de remuneración. En este caso puntual, no veo que vaya de la mano de un apoyo, que existirá en otros casos, pero que en este puntualmente no existió.

¿Qué hace Dolina para seguir en la consideración tan excelsa que tiene el público de usted?
No sé. Yo creo que todavía no he llegado a ninguna parte. En tal caso, mantenerme es relativamente fácil porque no he hecho tanto. El que poco tiene también gasta poca energía en mantenerlo. No tengo más que esto (por La venganza será terrible), que es un programa hermoso, que a mí me hace muy feliz y muy dichoso. Es un programa de radio y, si se quiere, en un horario marginal (de 24 a 2 de la madrugada). Tampoco cuesta mucho conservarlo porque no sé si alguno lo quiere.

Escritor, músico, poeta, dueño de una inteligencia superlativa y de un humor, valga la redundancia, inteligente, Alejandro Ricardo Dolina se considera un no profesional. Con este prestigioso comunicador también hablamos acerca, como él lo define, del arte de la impostura, la ética, las estéticas y la responsabilidad del artista.

¿Te consideras un orfebre en todo lo que haces?
Orfebre es demasiado. Me gusta el no profesionalismo. El profesionalismo garantiza, eso sí, una eficacia en el trabajo, un piso pero, en cierto modo, elimina muchas posibilidades de heterodoxia. El profesional está sujeto a intervalos regulares, a plazos, a formatos. En cambio, el que no es profesional trabaja cuando tiene ganas, cuando le sale; no digamos cuando no está inspirado pero sí cuando un proyecto se le torna. En tanto, el profesional, con una eficacia que es deseable, también nos remite a unos caminos de recetas seguras. No digo el aficionado sino el no profesional suele evitar este tipo de caminos. Me refiero a esas avenidas centrales de la comodidad artística.

Usted, siempre, ha hablado de lo que es el arte de la impostura. ¿Desde qué plano lo proyecta en estos tiempos a esa expresión?
El arte de la impostura es una nota que yo escribí acerca de ciertos foros de la civilización contemporánea que nos lleva a disfrazarnos. Eso ha sucedido siempre. Después de todo, uno se disfraza ante uno mismo. Vaya a saber si yo no soy un impostor ante mí y si estoy fingiendo ante el espejo para verme yo de distinta manera a lo que soy. Cada uno de nosotros, a veces, representa un personaje y muchas veces lo representa para uno mismo, para creerse mejor, para creerse más digno. El famoso caso del tipo, esto se llama auto conmiseración, que lo deja una novia y que a partir de allí comienza a construir una tristeza y, a veces, la está construyendo para él, para creer que puede estar triste, para creer que es sensible. Son casos que se dan de mil maneras distintas. No tengo nada particular que decir.

¿Qué le refleja el espejo de la vida cada vez que realiza una introspección?
Refleja mi alma. Todo lo demás lo ponemos nosotros. La realidad, si no estuviera subrayada y enfatizada por nuestro pensamiento, sería imposible de descifrar o nos diría nada. La realidad habla porque nosotros la hacemos hablar. El espejo está ahí, es una cara. Por ahí, uno, mira, siente que le han pasado cosas, hace rimar sus arrugas con tiempo y hace rimar las cejas inclinadas con la tristeza y la semi sonrisa con el desengaño pero, eso, es pensamiento puro. Ese no es el espejo sino el pensamiento.

¿Es sólo pensamiento cuándo todo un pueblo acompaña a un filósofo urbano cómo usted y lo erigen como “la voz de los que no tienen voces”?
Agradezco a quienes dicen demasiado de mí. Yo soy uno que hace cosas por radio y nada más. Ojalá que algunos se entretengan con esto o que algunos se despierten en este sentido: suscitar quiere decir también resucitar o despertar. Despertar no significa escuchar este programa (por La venganza será terrible) sino, por ahí, oír que decimos algo y concluir:”Ah, mirá, este nombró a un tipo. Me voy a comprar un libro y me voy a leerlo”. Eso es lo más que podemos aspirar. Recomendar instancias superiores, eso sí.

¿Es usted un buceador incansable de las cosas que hacen a la existencia humana o encuentra en la simpleza de las palabras un razonamiento lógico para tratar de explicar la complicada trama de la vida?
No tengo más remedio que seguir buscando incesantemente por que nunca encuentro. El que deja de buscar es porque encontró la razón de vivir o por que no le importa encontrar nada. Entonces, mi destino no es virtuoso sino fatal. Busco porque no encuentro y por que no puedo estar sin buscar y porque necesito. Entonces, uno golpea puertas y casi todas están cerradas y no sale nadie pero golpea.

¿Qué tipo de puertas golpeó y cuáles fueron las que se cerraron?
Todas, y casi siempre todas las puertas están cerradas. Algunas se me abren en la vida. No todo el mundo encuentra enseguida el cumplimiento de cada deseo. Golpear una puerta es también deseo. A veces se abren y a veces no. Por eso es deseo. Si todas las puertas se abrieran el deseo no tendría tensión. Ya no habría necesidad de golpearlas.

Cuando tenía 22 años, había abandonado la carrera de Derecho y estaba desempleado. En una fiesta, conoció a Manuel Evequoz, quien interesado por la fina inteligencia y el humor de Dolina, trabó amistad y le consiguió trabajo en una agencia publicitaria. Esto supuso su introducción en los medios de comunicación y el descubrimiento de su vocación.

No es partidario de dar mensajes, mucho menos si estos son requeridos en tiempos electorales. Cuando se le solicitó uno para el pueblo argentino que hoy volverá a las urnas para elegir a un nuevo Presidente de la Argentina, destacó:”No me gusta dar mensajes. Yo no soy quien para dar consejos a nadie. La situación política que vive el país es lo suficientemente clara. Las diferencias están marcadas con nitidez. La gente sabrá a quien votar, a qué proyecto apoyar. Mi consejo es que no hagan caso de consejos, que voten a sus intereses, a quienes se les parecen”.

Has marcado a varias generaciones y, aunque no quieras admitirlo, supiste dar consejos en momentos oportunos y orientar. Concretamente, ¿la responsabilidad se te vuelve una pesada carga en algún momento de su vida?
La responsabilidad, me parece a mí, más que hija de mis consejos o de mí supuesta condición de referente público, es una responsabilidad artística. El artista que está frente a un micrófono, una cámara o escribe, si tiene una responsabilidad que, en principios, parece estética solamente pero que, estoy convencido, existen territorios donde la ética y la estética, digo yo, se confunden en su definición.

¿Por qué es tan determinante en este concepto sobre la convivencia entre la ética y la estética?
Por que algunas resoluciones estéticas pueden ser éticamente censurables. Aquél que renuncia a dar lo mejor de sí para dar lo que supone que la gente pide y para lo que fácilmente complace, ese es un canalla. Entonces, la responsabilidad del artista es como decía el arquero Antonio Roma “atajar cada vez mejor”. De esta manera, hacer su arte, su escritura, su música, su literatura lo mejor que pueda y cumpliendo con su propia alma y no con las exigencias del mercado. Eso es lo que me parece a mí lo que tiene que ser un artista. Después, que diga la verdad, es inevitable. Por que si un tipo hace eso lo que yo acabo de decir no puede mentir. Más fácil será que mienta el que está sujeto al ajeno arbitrio. Si usted hace cosa para que les guste a los demás es ahí donde miente. Si uno hace lo que humildemente le gusta a uno no miente nunca.

¿La televisión, particularmente, está llena de esos canallas a los que refiere?
No lo sé.

¿Le molesta el tipo de televisión abierta que hay en el país?
No me molesta, no me gusta, no la comparto y no es para mí. No me molesta en absoluto porque puede ser que mucha gente encuentre en ella un entretenimiento legítimo. A mí, el tipo que cuenta chistes verdes y que le gustan a él y le hacen reír a él me parece que está bien. Es una cosa popular. El malo es el tipo que pudiendo hacer cosas más complejas se hace el sencillo para mejor vender. Esa es una forma de mentira.